domingo, 27 de abril de 2008

Seguir siendo abuelo

Hace unos días mi hija nos dio la buena nueva de que también está embarazada.

Tanto mi mujer, Tere, como yo, nos alegramos mucho, no solo por la noticia en sí, que ya en si misma es una gran alegría, ni por lo largamente esperada que ha sido, que también y mucho, ni por lo que significa de ser más abuelo aún, con las implicaciones de trascendencia que ello comporta, poder vivir el comienzo al menos de otras vidas que son parte de ti mismo, tu prolongación, tu extensión al futuro.

Nos hemos alegrado, sobre todo, por lo mucho que se han alegrado los futuros padres, por que sabemos lo mucho que lo han deseado y porque que si alguien lo merece y tienen todos los pronunciamientos para ser unos grandes padres son ellos.

Por eso hoy, nos alegramos por ellos. Mañana por la descendencia.


Felicidades, Anna y Jordi.

Por otra parte hemos pasado una tarde ejerciendo de abuelos con Ares, bueno que han venido a casa los tres; Ares, Natalia, su madre y Sergi, mi hijo y su padre. Hemos podido ternerla un rato en brazos y me parece extraordinario la velocidad a que crece, apenas pasa del mes y ya se constatan varias cosas.


La niña crece y se hace más y más guapa, y sus padres cada día lo son más. Me sorprende como se desenvuelven ambos, Natalia porque, evidentemente no la conocía y era una incógnita en estos quehaceres. Y Sergi porque lo conocía, o eso creí, ya que no deja de sorprenderme cada día desde que se casó, primero, pero sobre todo, desde que ha sido padre. Es una gran padre y estoy seguro que todavía lo será más. Ares tendrá unos grandes padres, será afortunada. Y eso me llena de confianza.

Constatas de que la vida no ceja en dejarte perplejo cada día, por mucho que creas conocer a alguien, a los tuyos, y eso que realmente los conoces, pero siempre hay facetas que se descubren como nuevas. A poco que te distraigas, la vida te va dando sorpresas.

Bueno, perdonar la sensiblería de un padre y abuelo urgulloso.